25 agosto 2016

04 julio 2016

Yo no necesito una declaración, ni un papel que me diga que vamos a estar casados toda una vida y una casa amueblada con un perro dentro, que me digas te amo solo cuando quieres, me lleves al cine los domingos y me compres rosas cuando algo ande mal, ni tres hijos perfectos que salgan siempre sobresalientes mientras tú estés sentado en un sofá y yo haciendo la comida, día tras día. No, definitivamente eso no quiero. 
 
La monotonía me aburre.Yo lo que quiero es que me digas que me amas todos los días, a todas horas, dilo cuando nos peleemos y yo te tire una almohada a la cabeza mientras lloro diciéndote que eres un idiota, que me abraces cuando lo necesite y me compres flores en un día nada especial. He llegado de trabajar y me acordé de ti. Necesito que aveces seas un poco rudo conmigo, cariñoso cuando esté de sentimental y me llegó la idea de hacer paracaidismo, entonces no me atreveré a saltar porque le temo a las alturas, pero me empujaras y después te tiraras tú, tomándome de la mano. Quiero que perdamos miedos juntos, me quieras los días impares, los pares, ódiame un poquito, también se vale. 

Y solo tráeme el desayuno a la cama cuando este enferma o cuando quieras llenarme de pequeños detalles. No quiero hacer el amor todos los días en la misma cama, en el probador de una tienda me gusta más, en un bar, dentro del carro por diferentes calles también. Quiero que nos escapemos de vez en cuando, entremos en sitios ilegales y nos colemos en clubs privados, solo para ver la cara de la gente. Quiero empezar a viajar y conocer el mundo a tu lado. Hacernos un tatuaje juntos, imborrable y que tenga algún significado. Casarnos y tener hijos está en nuestros planes, pero eso puede esperar, nos queda una vida por disfrutar, por vivir. Ponme celosa pero luego dime que ellas nunca serán yo. Y si quieres pedirme que me case contigo, hazlo con el anillo de una lata y un viaje reservado a las vegas o a un pueblo mágico. ¡Llévame a conocer el mundo! Quiero que nos comportemos siempre como dos niños de 15 años jugando a quererse, pero que esta vez no solo sea un juego. Juguemos amarnos de verdad, como ahora, como siempre.